POR CESAR CHUPINA. Los antiguos quichés dominaron las mismas zonas que en la actualidad ocupan sus descendientes: una región que incluye la mayor parte de los Departamentos de Quiché, Baja Verapaz, Totonicapán, Sololá y Quetzaltenango. Sin embargo, el vocablo “quiché” se refiere a una división lingüística y cultural.
Los pueblos de idioma quiché nunca formaron una sola entidad política; en el momento de la conquista española existió la confederación encabezada por los grupos de Gumarcaaj-Utatlán, Ismachí e Ilocab, que controlaba la mayor parte del territorio ocupado por los hablantes de esa lengua. Según sus propias crónicas, los antiguos quichés no pretendían ser originarios de los territorios que les pertenecían inmediatamente antes de la conquista española, ya que declaraban haber inmigrado desde lejos, y que conquistaron sus dominios en Los Altos de Guatemala, donde desalojaron o incorporaron a los grupos indígenas que allí encontraron. Sin embargo, la migración y el conflicto con grupos nativos forman parte de un complejo mítico de muchos grupos mesoamericanos. Este hecho hace necesario examinar las crónicas indígenas, las cuales constituyen la fuente más importante de nuestros datos sobre los quichés.
Los especialistas han discutido mucho ¿hasta qué punto podemos tomar las crónicas como verdad histórica? En general, abundantes estudios sobre tales documentos coinciden en que éstos reflejan fielmente muchos aspectos de la cosmovisión quiché tradicional. Algunos investigadores, sin embargo, opinan que las crónicas proporcionan también fieles y literales compilaciones de eventos históricos, acaso un poco comprimidos o sin escala cronológica. Esta es la posición de Robert M. Carmack y sus seguidores.
La mayoría de los estudiosos que se han ocupado de la región quiché no han evaluado el papel que tuvo este tipo de “historia” para los propios pobladores de la época, ni las funciones que tuvo la preservación de documentos entre los demás pueblos mesoamericanos. El etnohistoriador mexicano Alfredo López Austin ha señalado que este tipo de “historia” o “las historias” de muchos grupos mesoamericanos exhiben gran semejanza entre ellas. Según dicho autor, estas similitudes no reflejan una verdadera “historia” común para todos los pueblos mesoamericanos, sino una estructura mitológica y cosmológica. Los cronistas indígenas modelaban sus “historias” según la cosmología, sin atender exactamente a la realidad del grupo.
Para los mesoamericanos, por lo tanto, la cosmovisión y la mitología fueron preeminentes y dieron forma a la “historia”. Esta no era una crónica fiel del pasado, sino una reflexión que se modificaba en lo que fuera necesario según la Cosmovisión. Estudios más recientes sobre las crónicas mexicanas indican que la función de la “historia” entre los mesoamericanos fue muy diferente a la europea. Susan Gillespie ha señalado que la función de la”'historia” entre los aztecas no era la de una crónica fiel de eventos a través del tiempo. Al contrario, para ellos la cosmovisión dominaba todo y los cronistas aztecas arreglaban los eventos, hasta el punto de inventar reyes y hechos, para que la “historia” estuviera de acuerdo con la cosmovisión.
Entre grupos como el de los mexica (o los cavec y otros grupos quichés), que habían logrado su preeminencia política en una época relativamente reciente, hubo necesidad de crear “historias”, como parte del proceso de validar su nueva situación, es decir, formular una “propaganda” que mostrara la inevitabilidad de su acceso al poder. Pero tales “historias” sólo alcanzaron la forma con que las conocemos actualmente después de la conquista española. Gillespie considera que las “historias” mexicanas representan un esfuerzo, de parte de sus autores, por explicar la “catástrofe”, la conquista española y la caída del “Imperio” azteca, conforme la cosmovisión tradicional y como un momento o pequeña coyuntura en el gran ciclo del tiempo cósmico.
Se han encontrado las mismas tendencias en las crónicas mayores de los cakchiqueles el Memorial de Sololá y La Historia de los Xpantzay. Entre los cakchiqueles, tales documentos sirvieron también como pruebas del rango aristocrático de sus poseedores, y como 'títulos' ante la justicia española para proteger sus tierras de la usurpación de los colonizadores o de otros indígenas. Por lo tanto, no se puede aceptar en forma literal la información de los documentos en cuestión, como si fuera la verdad histórica. Todo ello hace muy difícil distinguir entre los verdaderos hechos históricos y las convenciones cosmológicas de las 'historias' mesoamericanas. Por ello, los especialistas al tratar temas como el de los señoríos quichés toman una posición cautelosa respecto a la veracidad histórica de las crónicas indígenas, que no esté corroborada por otras fuente, razón por la cual presentan a veces retratos incompletos, pero, vía segura para tratar de comprender lo que se sabe con seguridad de estos pueblos de los cuales todavía falta por descubrir muchísimos datos para hilar una historia real y verdadera.
En el marco anteriormente expuesto tiene mucho sentido el hecho de que en la actualidad, se hable de una Cosmovisión Maya común a todos los pueblos que conforman el territorio guatemalteco. También que, aunque sean de etnias distintas, se tomen libros como el Pop Vuj para identificar antecedentes a todo el sector indígena, descendiente de los Mayas. Por ello, quien los ve desde fuera no nota diferencias o las ve como sutiles expresiones de una etnia a otra.
Y también se le adjudica connotaciones mágicas atendiendo la visión cíclica del tiempo maya. Esta interpretación al ofrecer visiones parciales se presta mucho a la subjetividad y es así como en dicha visión cíclica se le ha dado mucho énfasis en la actualidad a lo que se ha dado en denominar “Las Profecías Mayas” que no son más, desde el punto de vista científico, que la interpretación del tiempo de los antiguos y su paso en la “historia” pero en esa historia prehispánica que hemos explicado, la cual no tiene sentido si no va de la mano con la Cosmovisión.
La estudiosa de la Cultura Maya y escritora residente en Florida, Estados Unidos, Adelaina Soto Álvarez nos envía su especial punto de vista interpretativo a este programa, el cual leemos literalmente y puede leerse en www.larevistademarcela.com de la cual ella es miembro bajo el título “Algunas Costumbres Mayas”.
Según nos dice en el escrito aludido se han “hallado monumentos fechados en la Cuenta Larga desde el 7º Baktun al 10 Baktun (1 siglo A.C. al noveno siglo DC). Algunos estudiosos han criticado la continuidad de esta sucesión, sugiriendo que la Cuenta Larga, fechada en diferentes regiones, estaba en discordancia. Aunque ésta es una posibilidad, sería altamente improbable, puesto que el calendario de Mesoamérica estaba íntimamente involucrado con creencias religiosas sobre la inviolable sucesión de días sagrados y deidades. En la tradición manuscrita del Yucatán, la Cuenta Larga fechada vía las profecías del Katun parece haber continuado hasta los tiempos de la Conquista. La gran mayoría de fechas de Cuenta Larga registra eventos locales y cronológicos. Muy pocos de ellos tienen algo que decir sobre “eventos de la Creación,” pero sí hay algunos. De éstos, aprendemos que se consideraba que un ciclo de 13-baktun era una época o Edad del Mundo. La fecha está grabada como 13.0.0.0.0, y respectiva fecha tzolkin corresponde a 4 Ahau. Los estudiosos saben ahora, vía a la correlación establecida 584283, que este período de 13-baktun comenzó en 0.0.0.0.1, el 12 de agosto de 3114 A.C. y acabará en 13.0.0.0.0, el 21 de diciembre de 2012 DC. Nótese en seguida que la fecha del final de ciclo de 2012 es una fecha de solsticio. Esto indica que los antiguos creadores mayas del sistema de la Cuenta Larga—aquéllos que lo inauguraron y fijaron su colocación en tiempo real—deben de haber pensado en que la fecha final apuntara al solsticio de diciembre. Éste es un indicador importante, porque entonces podemos sospechar fuertemente que el fin del ciclo no era sólo una consecuencia matemática de la fecha del principio; no, es muy probable algún tipo de intencionalidad”.
Según Adelaina Soto Álvarez “en los Libros de Chilam de Yucatán, hay referencias a profecías acerca del fin del 13er ciclo. Su relación a 2012 es implícita pero indirecta. Debe notarse que estas profecías serían una tardía tradición de la pre-conquista que involucra el 2012, escrita por lo menos 15 siglos después de ser inventado el calendario del 2012 (Cuenta Larga). No obstante, tales perspectivas deben ser apreciadas por el simple hecho que conservan las creencias mayas sobre los finales de ciclo. Por esta razón, también nosotros podemos acceder a las profecías de fin de ciclo en el Pop Vuj maya Quiché, grabado en Guatemala en los 1550s. Según el traductor del Pop Vuj, Dennis Tedlock, el documento del Pop Vuj probablemente fue leído directamente de un libro jeroglífico poseído por los ancianos Quiché. Contiene leyendas de migración, así como creencias cosmológicas sobre las Edades del Mundo. Las transformaciones de las Edades del Mundo anteriores se esbozan brevemente, y se presta gran atención a la muerte de un gobernante de las Edades del Mundo nombrado Siete Guacamayo, y a los héroes de la cultura que lo heredarían, reintegrando a su padre, Uno Hunahpu. Como demostró Dennis Tedlock, la topografía mito-cósmica de estos eventos corresponde a rasgos astronómicos y procesos fijados por el sagrado calendario de 260-días. El Mito de la Creación de los Héroes Gemelos también involucró el sagrado juego de pelota, las jornadas al mundo inferior, y eventos a ocurrir al final de las Edades del Mundo. Si ésta es una Edad del Mundo anterior o la Edad del Mundo actual es incierto y, finalmente, irrelevante. En las narrativas folklóricas de los maya, el tiempo es un tiempo mítico: el mensaje es perenne y los eventos “pasan en” o “se aplican a” pasado, presente, y futuro. En otras palabras, las enseñanzas y creencias grabadas en el Pop Vuj revelan lo que los maya creían sobre la transición entre las Edades del Mundo. Ellos revelan visiones internas y creencias acerca de los fines del ciclo. Como tal, ellos aplican al fin del ciclo 13-Baktun”.
“… el 2012 es un final de ciclo. Es una transición de la Edad del Mundo. Por tanto, debe ser permitida la Mitología de la Creación de la Edad Mundial grabada en el Pop Vuj. Allí es donde se pueden encontrar “declaraciones” documentadas. Y dentro de la mitología está codificada la astronomía. Para dar otro paso adelante, podemos ver las declaraciones conservadas en los monumentos tallados en el sitio de Izapan. Este sitio arqueológico data de a 400 A.C.100 DC. Los estudiosos mayas (como Michael Coe) consideran que “la civilización de Izapann" estuvo involucrada en la invención del calendario de la Cuenta Larga. Los monumentos tallados de Izapan son pictográficos, y retratan episodios coherentes más tempranos del Mito de la Creación del Pop Vuj encontrado en los registros arqueológicos. Estos monumentos, y los tres grupos de monumentos principales, están orientados a los horizontes solares de maneras específicas, significantes. Por ejemplo, la posición de la salida del sol del solsticio en diciembre está apuntando a lo largo del eje de la cancha del juego de pelota de Izapan. Los monumentos de la cancha del juego de pelota pintan los eventos en las historias de los Siete Guacamayo, los Héroes Gemelos y la resurrección de su padre, Uno Hunahpu. Estos son “documentos” y “declaraciones” en piedra, que son tan valiosos para comprender la doctrina maya de la Edad Mundial, y por consiguiente del 2012, como cualquier estela de piedra que claramente deletreara las cosas. Quizás más así, porque el sitio y los monumentos de Izapan están integrados en un paradigma unificado que toca la mitología, profecía, religión, y astronomía. De hecho, debido a esto, el cuerpo monumental de Izapan es una piedra de Rosetta, puesto que integra diferentes “idiomas" representativos a un todo unificado; muestra cómo podemos hacer referencias cruzadas de símbolos y motivos de diferentes categorías representativas usadas por los Mayas (mitología, profecía, religión, y astronomía). En conclusión, una vez vemos que el Mito de la Creación del Pop Vuj (el libro y su prototipo en piedra de Izapan) es el manual para el 2012…”.
Adelaina Soto Álvarez concluye su escrito señalando que “el Periodo Clásico de 13.0.0.0.0 data de Coba y Quiriguá, cavadas siete u ocho siglos después de que las primeras fechas de la Cuenta Larga aparecen (ciclo 7, data del siglo 1 siglo A.C.). Las preocupaciones del Periodo Clásico maya eran, en general, bastante remotas de las actividades de los Izapanecos. Aunque parece que varias innovaciones de Izapan estaban centralizadas dentro de instituciones adoptadas en la civilización maya (por ejemplo, el Mito de la Creación y la Cuenta Larga), debemos sospechar que las visiones del núcleo que fueron codificadas en esas tradiciones podrían fácilmente haber terminado empapeladas con reinterpretaciones, redacciones, modificaciones, y agendas socio-políticas localizadas… Así, aunque el centro de las referencias galácticas permanecen incluidas en el juego de la pelota maya y el Mito de la Creación, la importación de esas referencias por los mayas Clásicos puede haber sido severamente acalladas… en ese sentido la reintegración de las enseñanzas centrales en Izapan podrían ser el complemento a nuestro cuadro de la cosmovisión Clásica (y moderna) maya”.
muy interesante y esclarecedor, felicito a Cesar por este aporte y admirado por este blog muy didáctico y bien realizado.
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